Fuente: http://kidshealth.org
Si te quiebras un brazo o tienes una gripe grave, vas al médico para que te ayude y puedas sentirte mejor, ¿no? Bien, a veces los niños y los adultos tienen problemas que no pueden verse tan fácilmente como un hueso quebrado o una congestión nasal.
Cuando las personas tienen problemas con sus emociones, sus sentimientos o el modo en que actúan, en ocasiones consultan con un psicólogo, psiquiatra o terapeuta. Estos profesionales han recibido formación universitaria especial acerca del modo en que las personas piensan y sienten, y saben cómo ayudarlos a sentirse mejor.
Quienes atienden a niños, tienen muchos conocimientos sobre temas infantiles, como el modo en que piensan los niños, cómo crecen y cómo ven el mundo. Todos ellos son expertos dedicados a ayudar a los niños a resolver problemas y enfrentar situaciones difíciles. Realizan su trabajo principalmente conversando con los niños y ayudándoles a descubrir cuál es la causa del problema en la escuela o en casa. Un terapeuta puede ayudar a los niños a comprender lo que les pasa para que puedan sentirse mejor.
¿Por qué recibiría un niño este tipo de ayuda?
Existen muchos motivos para consultar con un terapeuta, psicólogo o psiquiatra, pero la principal razón es poder empezar a sentirse mejor. Quizás tengas problemas para llevarte bien con tus compañeros de clase, tus hermanos o hermanas o tu padre o madre. O bien es posible que tengas problemas para aprender o prestar atención en clase, o tus tareas o calificaciones no están tan bien como tu padre o madre piensan que deberían estar.
Otros motivos para consultar con un terapeuta pueden ser la timidez o la dificultad para hacer amigos o el sentirse triste, asustado o ansioso mucho tiempo. Si tus padres se divorcian o si muere una persona cercana, consultar con un terapeuta es una excelente forma de hablar sobre tus sentimientos.
En ocasiones, los niños pueden ser víctimas de abusos y algunos niños de tu edad incluso pueden tener problemas de alimentación. Todos estos tipos de problemas pueden mejorar si recibes la atención de un psicólogo, terapeuta o psiquiatra.
¿Qué sucede en la consulta?
Durante la cita, no te examinarán en una camilla como cuando visitas a un médico común. Te sentarás en una silla cómoda y simplemente hablarás, jugarás o a veces dibujarás. No hay agujas ni vacunas. Si tienes problemas con las tareas escolares, el terapeuta puede pedirte que respondas algunas preguntas o resuelvas algunos enigmas. Esto puede dar señales del modo en que piensas y aprendes.
Siempre debes sentirte cómodo durante estas visitas. Eso significa que no tienes que hacer nada que no desees hacer ni hablar de nada de lo que no desees hablar. Durante la primera sesión, tu mamá o tu papá pueden acompañarte. Los tres pueden hablar sobre tus sentimientos, el problema o la situación y cualquier otra cosa que te moleste. Después de que te sientas cómodo, tu mamá o tu papá pueden esperarte afuera del consultorio.
En la primera sesión la idea es entender el problema para el que necesitas ayuda y es una oportunidad para que el psicólogo, terapeuta o psiquiatra pueda conocerte un poco. En las sesiones futuras, los dos pueden trabajar sobre el modo de resolver los problemas. Puedes tener sesiones regulares todas las semanas, todos los meses o con menos frecuencia.
Es posible que te pidan que fijes objetivos para ti o que lleves un cuaderno donde describas tus sentimientos entre una sesión y otra. Si llevas ese cuaderno a las sesiones podrás ver cómo progresas.
Puedes decidir contarle a la gente que vas a estas sesiones o puedes decidir no compartir esta información con nadie. A quién le cuentas o si lo cuentas es tu decisión.
Buscar ayuda no es gran cosa
Algunos niños sienten que el recibir este tipo de ayuda los hace débiles o significa que están "locos". Pero eso no es cierto. Si necesitas ayuda, consultar con un psicólogo, psiquiatra o terapeuta es lo más adecuado. Todos tenemos problemas a veces y es inteligente asumirlos y resolverlos.
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