¿Qué es el duelo?
Cuando perdemos a un ser querido, lo pasamos mal. Nos entristece pensar que esa persona dejará de estar a nuestro alrededor, que no podremos hablar con ella ni pasárnoslo bien juntos. Esa ausencia deja un profundo hueco en nuestras vidas. Tal vez tenías una mascota en casa que murió. ¿Te acuerdas de las primeras veces que entraste en casa tras la muerte de tu gato o de tu perro? Te extrañó no encontrarlo allí y lo echaste de menos. Si lloraste, está bien. Necesitamos expresar la tristeza y lamentar la pérdida de los animales u otros seres queridos cuando les llega la muerte.
Pero, como cuando te pelas la rodilla, el intenso dolor inicial desparecerá con el tiempo. La herida tardará un tiempo en curarse, pero te irá doliendo un poco menos cada día. Cuando alguien muere, ocurre lo mismo. Eso no significa que olvidemos o dejemos de echar en falta a la gente que ha muerto. Al cabo de un tiempo, podemos proseguir con nuestra vida, sin dejar por ello de querer al fallecido y recordándolo siempre.
Recordar a las personas fallecidas que queremos es una forma de mantenerlas vivas en nuestro recuerdo. Las fotos nos ayudan a hacerlo. Mirar un álbum de fotos puede ayudarnos a recordar los momentos felices que compartimos con esas personas. Muchas familias entierran los cuerpos de sus seres queridos en un cementerio. Luego pueden ir a visitar sus tumbas. No es que crean que las personas muertas están allí; solo se trata de un lugar especial para ir a pensar en lo mucho que significaron esas personas para ellos.
¿Qué pasará conmigo?
Cuando muera algún allegado tuyo, tal vez te preguntes si la demás gente importante en tu vida también morirá pronto. Tal vez te preguntes: "¿Morirá mi madre o mi padre?". Lo mejor que puedes hacer es compartir esos pensamientos con tu familia. Puede ser difícil —e incluso un poco doloroso— hablar sobre esas cosas, pero probablemente te irá bien expresar lo que sientes. Es importante que hables sobre los miedos que puedas tener en vez de ocultarlos o simular que no estás asustado. A la gente que te quiere le interesa saber lo que sientes para poderte ayudar.
¿Sabías que tú también puedes ayudar a los adultos con quienes convives si están tristes por la muerte de un ser querido? ¿Recuerdas algo divertido sobre la persona fallecida? ¿O un detalle que esa persona tuvo contigo? Comparte los buenos recuerdos que tengas sobre esa persona. Contribuirás a que todo el mundo se encuentre un poco mejor.
Yo también moriré algún día. ¿Qué debería hacer ahora?
¡¡VIVIR!!
Hay muchas cosas sobre la muerte que no sabemos ni sabremos nunca. Sabemos que nos llegará a todos, algún día. Pero no es algo en lo que deberías pensar ni por lo que te deberías preocupar. Te aguardan demasiadas cosas estupendas por experimentar en los muchos años que tienes por delante.
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